Pomponio Flato es un ciudadano romano, que un buen día sale en busca de unas aguas a las que se le atribuyen cualidades milagrosas.
Cuando llega a Nazareth, un niño llamado Jesús le encarga que salve a su padre José, carpintero de prefesión y condenado a la crucificación por un crimen que no ha cometido.
Se le atribuye el asesinato de Epulón, rico empresario del lugar.
Ni corto ni perezoso, comienza a investigar, ayudado por su particular cliente, para descubrir que todo el mundo tiene muchas cosas que ocultar en el entorno de la víctima.
Este es a grandes rasgos el argumento de la nueva novela de Eduardo Mendoza, El asombroso viaje de Pomponio Flato, que en clave de comedia detectivesca, y ambientada en el siglo I de nuestra era pretende burlarse de la actual moda de novelas de con enigmas iniciada con "El codigo Da Vinci".
El escritor catalán que suele alternar literatura de calidad, con obras más ligeras, escribe aquí una adscrita en el segundo grupo, y la cual, durante su lectura no puedes evitar esbozar alguna sonrisa que otra, y en algún momento incluso reirte a mandíbula vatiente.
Con esto no quiero decir que sea una gran novela; es solo un divertido entretenimiento que se lee del tirón (apenas llega a las 200 páginas), y que aún escrita con la peculiar maestría de su autor, no deja de ser una más del montón.
Pero si buscas algo ligero y cortito, y que no te rompa la cabeza, esta es tu novela. Sin duda, pasarás un buen rato.
Y es que el autor, tampoco pretende otra cosa que no sea la de entretener, y esto es algo que consigue con facilidad.
Valoración: *** (sobre *****)
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