sábado, 25 de agosto de 2007

Parte hombre, parte máquina, todo policía


El cineasta holandés Paul Verhoeven tenía una larga carrera en su país de origen, y estaba considerado como director de culto, cuando a mitad de los años 80 decidió emigrar a los Estados Unidos, y probar suerte allí.
El proyecto que le ofrecierón fue, dirigir una cinta de ciencia ficción de gran presupuesto que iba a llevar por título ROBOCOP, y que rechazó en un principio.
Protagonizada por Peter Weller y Nancy Allen, la película nos muestra una Detroit sumida en el caos, donde las bandas de criminales campan a sus anchas, debido a una huelga policial.
El motivo no es otro que la privatización por parte del ayuntamiento del cuerpo de policía, que pasaría a manos de la empresa OCP, que proyecta una nueva ciudad, y para ello debe acabar con la criminalidad existente.
La OCP, que trabaja diseñando al policía del futuro, con el cual pretende acabar con dichas bandas, envía a Alex Murphy, nuestro protagonista, al cuerpo de polícia, donde le encargán su primera misión.
Misión que será la última, ya que es acribillado a balazos.
Es entonces cuando la OCP, decide utilizar su cuerpo mutilado para crear el policía futurista, ya que el primer intento resultó un fracaso absoluto.
La película contiene escenas de una violencia extrema, como jamás se había visto en una superproducción de Hollywood, donde suele ser suavizada con asiduidad, y que formó marca de la casa en los siguientes proyectos del director, aunque nunca tan explícita como en esta.
Un debut de Paul Verhoeven en el cine comercial, que se saldó con un tremendo éxito allá por 1987, y que se convirtió inmediatamente en un clásico del género.
Tuvó dos secuelas de escasa repercusión, y cuyos guiones fueron escritos por Frank Miller. Para que os hagais una idea de como son, deciros que hasta el mismísimo Frank reniega de ellas. Aunque la segunda no esta del todo mal, debido quizás a una competente dirección de Irvin Kershner (el mismo que realizó "El Imperio Contraataca"), aunque menos inspirado que en la secuela de Star Wars.
Después se realizaría una olvidable serie televisiva, que no fué más allá de la primera temporada.
Tambien tuvo su serie de dibujos animados, donde ya no era ni la sombra de lo que llegó a ser, e incluso fueron publicados comics auspiciados por la siempre oportunista Marvel, para recoger luego el testigo Dark Horse, del todo prescindibles en ambos casos.
Desde luego, yo me quedo con el film original, una excelente película que ningún aficionado al género debería perderse, que no se resiente con el paso del tiempo,y que sigue siendo tan brutal y excesiva como hace 20 años.

1 comentario:

Pablo G. Naranjo dijo...

Y la serie de la tele ¿qué? era cutre de cojones. Pero vamos, que yo rompo una lanza por Robocop 2, que demonios...