Una saga que convirtió a sus directores en estrellas, y que con cada entrega reune más y más fans.
En 1979, Ridley Scott, director prometedor en aquellos años, estrenaría una película que se convertiría en un clásico instantaneo. Me estoy refiriendo, como habreís podido adivinar a ALIEN, EL 8º PASAJERO.
La historia arranca cuando el ordenador de una nave de transporte llamada Nostromo (en claro homenaje a la novela Joseph Conrad) despierta a sus siete tripulantes del estado de hibernación en que se encuentran, al escuchar una señal de socorro en un planeta cercano, conocido por el nombre de LV-426. Allí descubrirán que en realidad se trata de un señal de advertencia, pero ya será demasiado tarde. Un inquilino se les cuela, y acabará con ellos poco a poco
La película mezcla con maestría la ciencia ficción con el terror, creando un ambiente claustrofóbico, que te atrapa hasta el final. Una obra maestra que convirtió en estrella a Sigourney Weaver, y que ha sido imitada hasta la saciedad.
Pero a pesar del descomunal éxito cosechado, la Fox no se apresuró para producir una secuela. Tardaríamos siete años en ver las nuevas andazas de la teniente Ripley.
James Cameron, que venía de hacer la excelente "Terminator" sería el encargado de llevar a buen puerto el proyecto.
La acción comienza 57 años después de la primera película, cuando nuestra protagonista es rescatada. El planeta LV-426 ha sido colonizado por la raza humana. Cuando desde la tierra pierden el contacto con la colonia, mandan a Ripley con un grupo de marines, para comprobar lo que allí a sucedido.
Lo que acontece después sera una guerra de supervivencia, ya que se toparán no con un alien, si no con cientos de ellos.
Cameron se aleja del terror de la primera parte para realizar una película de acción bélica, donde el enemigo es una raza extraterrestre casi indestructible.
Por supuesto la propuesta resultó ser un éxito, y aunque se alejaba intencionadamente de su predecesora no desmereze en absoluto siendo un film tan arrebatador como aquel.
El hoy excelente director de "Seven" o "El club de la lucha", sería el encargado de llevar a cabo la segunda secuela de la saga, estrenada en 1992.
Olvidandosé de lo conseguido por James Cameron, David Fincher se acercaría más al ambiente claustrofóbico de Scott, llevando a Ripley hasta el remoto planeta-prisión Fiorina 161, donde los antiguos presidiarios se han reconvertido en monjes.
Allí descubrirá que no viene sola. Y por si esto fuera poco, se dará cuenta de que esta infectada, y que deberá sacrificarse para acabar con la maldición.
Otra muestra de excelente cine, que aunque no esté tan lograda como las anteriores, no desmerece en absoluto.
La última de la saga hasta el momento, fué estrenada en 1997. La dirigió el Francés Jean Pierre Jeunet, (director de "Delicatessen"), después de habérsela ofrecido a varios directores, entre los cuáles se encontraba nuestro Alex de la Iglesia.
Han pasado 200 años desde el sacrificio de Ripley. Varios han sido los intentos de clonarla. Cuando por fin lo consiguen, se percatan de que la nueva Ripley es una mezcla letal entre la anterior y la reina alien que se gestabá en su interior. La llegada de la nave Betty a la estación espacial en donde transcurre la acción, será el detonante para que una nueva hornada de Aliens, más letales e inteligentes que los de hace dos siglos, sacien su hambre.
Un excelente broche final, para una saga ya mítica, y que hay que revisar de vez en cuando.
PD: Hace tres temporadas juntarón nuestro alien favorito con otra raza de letales extraterrestres. Pero eso es otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario