Marcus Nispel debutó en la dirección con el excelente remake de "La matanza de Texas", que mejoraba ostentiblemente el original, por lo que el ver su nueva película era casi una obligación, sobre todo tratándose de una de aventuras con vikingos como protagonistas.
La historia, que es un remake de una película noruega del mismo título del año 1988, y a la cual se parece lo mismo que un huevo a una castaña, cuenta como un drakar vikingo naufraga en las costas norteamericanas, y al que solo sobrevive un niño, que es recogido por una tribu aborigen.
15 años después, una nueva expedición de bárbaros atraca en el mismo lugar, para exterminar a todo nativo que encuentren a su paso. Pero no todo les resultara tan fácil como parecía en un principio.
La película mezcla con pobres resultados "Conan, el bárbaro", "el último mohicano" y "El señor de los anillos", haciendo un producto sin ninguna garra y del todo predecible, que no engancha en ningun momento.
Una película aburrida, de la cual es mejor prescindir.
Valoración: * (sobre *****)
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