martes, 25 de marzo de 2008

Un astronauta en la corte del Emperador Ming. 1 (de 3)

Con motivo del estreno el proximo día 31 en el canal de pago Sci-Fi de la nueva serie de Flash Gordon, vamos hacer un breve repaso por este personaje, toda una leyenda del cómic.

Fué creado por Alex Raymond en 1934 como tira dominical, alcanzando gran éxito, por lo que no muchos años después pasaría a ser publicado en un nuevo formato de reciente creación: el comic book.

La historia comienza cuando Flash, acompañado de la bella Dale Arden, aterrizan en el planeta Mongo por culpa de un científico algo chiflado llamado Zarkov.

Una vez allí deberán aliarse con las diferentes seres que allí habitan para acabar con la tiranía de Ming, Emperador absoluto, cuya hija Aura se enamora de Flash al primer instante, lo que llevará en un principio a desatar la ira de del príncipe Baring, eternamente enamorado de la vástaga del dictador.

A lo largo de esas tiras conoceremos a los hombres-halcón, a los hombres-león y demás criaturas fantásticas.

Pero una tira semanal daba para muy poco, por lo que su salto a historias de mayor extensión estaba cantado.
Las aventuras de Flash Gordon jamás salierón de Mongo, ni falta que le hacía, ya que este resultaría ser tan extenso, que lo mismo teniamos a nuestro héroe enfrentandose a habitantes del fondo marino, que a seres de que vivian en la parte más helada y lejana del planeta.

Aunque en la actualidad no se edita nada nuevo del personaje, tanto las tiras dominicales como los comics books son reeditados constantemente en ediciones de lujo como la recientemente publicada por Planeta de las mencionadas tiras.

Un gran personaje, y todo un icono de la cultura popular que tiene por méritos propios un lugar en la historia del noveno arte.

Y es que sin él, no existiría la ciencia ficción moderna, la cual muchos de nosotros aprendimos amar con Star Wars, ya que Lucas jamás hubiera imaginado su odisea galáctica de no haber existido un personaje llamado Flash Gordon.

Mañana más.

1 comentario:

Bruce dijo...

Imprescindible.
¡Más, más..!