sábado, 29 de marzo de 2008

Una profesión muy ingrata

Jose Luis es un empleado de una funeraria que cuando va a recoger el cadáver de un reo castigado con la pena de muerte, entabla amistad con Amadeo,el verdugo que le ha ajusticiado.
Cuando conoce Carmen, la hija de este, se enamora de ella, y acaban casándose.
Pero cuando su suegro se jubila, deberá heredar su profesión si quieren optar a un piso de protección, cosa que no le hace ninguna gracia.
Producida en 1963, EL VERDUGO esta dirigida por el genial Luis García Berlanga.
Con un guión de Rafael Azcona en estado de gracia, podriamos decir de ella que no solo es la mejor película de su director (que tiene en su haber muchas obras maestras), sino posiblemente la mejor de todo el cine español.

Esta interpretada en sus principales por el italiano Nino Manfredi, Emma Penella, y ese gigantesco actor (a pesar de su diminuta estatura) que era Jose Isbert.
Y aunque la trama central gira en torno a este peculiar trío, el plantel de secundarios no es menos brillante, ya que en ella actuan actores del calibre de Jose Luis López Vázquez, Chus Lampreave o Alfredo Landa.
Y es que ninguna secuencia de este film sobra, y hasta el figurante más insignificante es imprescindible. Ya que si algo se puede decir de ella, es que es una obra coral por los cuatro costados.
Otro mérito que tiene esta película es la de eludir la dura censura de la época, ya que no solo contiene una feroz crítica contra la pena de muerte, sino que el retrato que hace de la sociedad en los años del franquismo no es nada amable.
Y es que en ella podemos ver como era la vida en aquellos días (no muy diferente a la actual), con problemas tales como el díficil acceso a una vivienda, la burocratización, la diferencias de clases, la emigración o el turismo, que entonces empezaba a emerger.


No quisiera acabar este post sin destacar la impactante secuencia final (espero que todo aquel que lea esto haya visto la película), en la que el protagonista debe ejercer por vez primera su heradada nueva profesión.
En ella vemos como los guardias llevan al condenado hacia el garrote vil, y detrás otros guardias deben sostener al verdugo, para que no se desmaye, teniendole que llevar casi arrastras para que cumpla con su obligación.
Y es que parece que al que van ajusticiar sea a él.
Asi de geniales eran Azcona y Berlanga.

4 comentarios:

Jaime Sirvent dijo...

El verdugo es una obra maestra absoluta. Genial ese momento final mientras llevan a rastras al verdugo a cumplir con su deber. Una película que como tú bien dicese tuvo el mérito de esquivar la censura y que tiene una calidad cinematográfica innegable. Enhorabuena por el post, Jon.

Bruce dijo...

P-e-l-i-c-u-l-ó-n

JON OSTERMAN dijo...

Jaime, se agradecen los elogios.

Bruce, lo que dices, evidentemente queda fuera de toda duda.

Saludos a los dos, amiguetes.

Anónimo dijo...

No deja de sorprender la habilidad que tenían como Azcona o Berlanga para superar la censura y hacer una critica demoledora al país en el que vivían. Y además con una enorme escasez de medios. ¡ Qué cierto es que la pobreza agudeza el ingenio!

Ya se ha dicho: una obra maestra.


Impacientes Saludos.