Ayer, en el programa de Iker Jiménez "Cuarto Milenio", uno de los reportajes que dierón fué sobre la, entre comillas, Maldición de los Kennedy, centrandose sobre todo en el asesinato de J.F.K., a raíz de unas grabaciones que de uno de los hombres del servicio secreto de Estados Unidos en aquella época, hizo antes de morir. En lo poco que se pudo oir, dejaba entrever que uno de los supuestos conspiradores fué el entonces vicepresidente Lyndon B. Johnson, ante la imposibilidad de que nunca pudiera ser el máximo dirigente del país más poderoso del mundo.
Un ex-agente, cuyo nombre no recuerdo, y que durante los acontecimientos de ese fatídico día, se hizo pasar por uno de los mendigos que rondaban por la zona.
Como siempre me ha apasiónado el tema sobre este asesinato, por todo los enigmas que encierra, quería dejar constancia del hecho.
Yo siempre he creído en el tema de la conspiración, ya que el argumento del tirador único no se sostiene por ningún lado.
Por eso la magnífica película de Oliver Stone, "JFK. Caso abierto" destaca en un lugar previlegiado dentro de mi filmoteca.
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