lunes, 22 de septiembre de 2008

Así hablo Zaratustra

No se alguien se habrá acordado, pero este 2008, la absoluta obra maestra de Stanley Kubrick, 2001: Una odisea del espacio cumple 40 años.
Fué un 4 de abril de 1968 cuando esta fascinante película de ciencia ficción se estrenó en Estados Unidos.
Kubrick adaptó para ello, junto Arthur C. Clarke, el relato de este último, El Centinela.
La cinta comienza en la prehistoria, cuando los simios era la especie predominante, y de hay salta al año 1999, dando la mayor elipsis de la historia del cine.
Unos astronautas han descubierto un extraño objeto (denominado Monolito), en la cara oculta de la Luna.
Dos años después, una nave parte rumbo a Júpiter, para tratar de descubrir el origen de tal objeto.

En el momento de su realización, el cine de ciencia ficción era considerado un género menor, pasto de producciones de serie B.
Pero todo esto cambió desde el momento en que el cineasta norteamericano estrenó esta maravillosa y fascinante película.
Hay que destacar al personaje no humano HAL 9000, una inteligencia artificial que se rebela contra los astronautas de la nave, cuando estos se dan cuentan que estan llevando a cabo una misión suicida, y deciden apagar la computadora.
Con unos brillantes efectos especiales revolucionarios en su época, la película marcó un antes y un después dentro del género.
Y en donde lo que antes eran producciones dirigidas a un público infantil, de repente salieron films más adultos y arriesgados.
Del mismo año es El planeta de los simios, y ambas proponen al espectador multitud de lecturas y cuestiones sobre el origen del hombre.
Si no fuera por una película titulada Blade Runner estaríamos hablando de la mejor del género.
Aunque esto último es cuestión de gustos.
De cualquier manera, es un crimen no haberla visto.

2 comentarios:

Vitote dijo...

Quizás sea porque la ví de muy chiquillo, pero a mí me dejó muy frío. A lo mejor le doy una segunda oportunidad, siempre y cuando no me pase como con "Dune".

A cuidarse

Raúl Martin dijo...

Para mí, entre Blade Runner y 2001 no hay color. 2001 por descontado.
Y si comparamos la filmografía de Kubrick con la de Scott ya ni te cuento...
Un saludo.