Entre tanto remake confeso e inconfenso, tanta secuela y tanta adaptación (ya sea de novelas de éxito, de cómics o de cualquier otro medio de expresión), todavía queda sitio en la cartelera para películas que ofrecen un poco de originalidad, como es el caso de la reciente District 9, o la nueva del cineasta más cinéfilo del Séptimo Arte.
Con Malditos Bastardos, Quentin Tarantino sigue dando muestras de sobrado talento, y nos ofrece un delicioso film enmarcado en la 2ª Guerra Mundial.
Con él, no pretende darnos una lección de Historia, sino ofrecernos una fábula (no obstante la película empieza con el típico Erase una vez... de los cuentos), que bien pudiera haber ocurrido en ese nefasto momento.
Como referencia, ha tomado los spaguetti-western y el cine bélico de los 60, y con esa mezcla nos da toda una lección de cinefilia, en un film totalmente inusual, cargado de secuencias memorables, repletas de grandes y largos diálogos, que de vez en cuando son interrumpidos por
escenas de una extrema violencia, que a veces roza el gore.
Su uso de la música, sigue siendo tan magistral como con anteriores films, donde destaca la canción que David Bowie compuso para El beso de la pantera, usada aquí de manera brillante.
Del reparto, encabezado por Brad Pitt, conviene destacar, aunque lo hace todo el mundo al actor alemán Christoph Waltz, interpretando a un oficial nazi más listo que el hambre, al que apodan el caza-judíos.
No hace falta explicar porque.
Lo que quizás se echa en falta, son más secuencias con los bastardos del título, ya que su intervención en el film es casi anecdótica.
Y es que cada vez que estos estan en pantalla, protagonizan los momentos más divertidos y tambien los más violentos.
Pero lo que Tarantino ha querido demostrar una vez más, es lo dotado que esta para la verborrea, poniendo en boca de sus personajes dialogos memorables.
Es un director que sigue haciendo lo que le viene en gana, y casi siempre con resultados brillantes.
Es una suerte que todavía queden cineastas así, y que además dispongan de talento e imaginación.
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